Pegarle
al chancho, para que aparezca el dueño.
"Hay miles de personas que están nombradas en ese libro y
no todas son genocidas. Eso no quiere decir que (Milani) haya sido cómplice de
la dictadura. (Estela de Carlotto)
Las causas contra Milani están en la Justicia desde hace 30
años” (Juan Fresneda)
Las
frases del copete no aportaron nada útil, pero causaron un estrago irreparable. Banalizaron
lo único que importa: saber la verdad sobre la desaparición del Conscripto
Alberto Ledo, en Tucumán, el 17 de junio de 1976. Ni Carlotto ni Fresneda
–ambos
víctimas de la misma dictadura que se ensañó con Ledo- desplegaron ni una exigua
expresión solidaria hacia la familia de Alberto. Nada.
El que
dude, pregúntele a la familia: ¿Cuántos de los “fervorosos defensores de los
DDHH” se comunicaron con la familia Ledo,
-especialmente
con su madre, Marcela, integrante de Madres de Plaza de Mayo (sector de Hebe de Bonafini)- para acompañarles en
estos momentos de ansiedad?
¿Tanto
cuesta aceptar la equivocación, en lugar de sostener, caprichosamente y a un
precio altísimo, la designación de una
persona con –por lo menos- gruesas
fisuras en su historia?
A
Alfonsín, la gran mayoría de los apoyos que
había cosechado con la CONADEP y los Juicios a las Juntas, se le
evaporaron en instantes, al desdecirse éticamente, con el “Punto Final“ y la
“Obediencia Debida”. En esos años, tal vez podía explicarse en la debilidad de
la democracia. Había riesgos ciertos (y ocurrieron) de asonadas militares
buscando la impunidad para sus crímenes. No me gusta, no estoy de acuerdo, pero
lo comprendo.
Pero… ¿Ahora?
¿Es necesaria ésta claudicación de algunos integrantes del gobierno nacional y
de emblemáticos militantes de la causa de los derechos humanos como Carlotto y
Fresneda? ¿Cómo explicarlos?... ¿Cómo entenderlos? ¿Y el silencio público de
Hebe de Bonafini? ¿Alguien los entiende? Yo no.
Cristina
-en un buen gesto- recibió al famoso y marketinero nenito caprichoso que quería
verla el 25 de mayo. Tuvo tiempo para
darle el gusto. ¿No hay hueco alguno en
su agenda para recibir a la familia Ledo y brindarles en privado las
explicaciones que se merecen? ¿O abrazarlos y darles esperanzas de que se hará
justicia con Alberto? No pido que salga en público por cadena nacional y en los
balcones. Que lo haga en privado y listo. Al final de cuentas, estamos hablando
de personas que han defendido al gobierno nacional durante diez años. Ahí están
los archivos con decenas de comunicados, firmados por Marcela Ledo.
Las
señoras de Ledo y de Minué, con sus
pañuelos blancos ya recorrían, desde
mucho antes, la plaza principal de La
Rioja, cuando ¿recuperamos? la democracia en 1983, en medio de la más infame
soledad. A éste cronista le consta, por
haberles hecho compañía alguna vez, viendo el desamparo y deshonra claudicante de
los riojanos. Pero hubo alguien que las escoltó siempre y sin descanso, en estos
30 años: el testigo Ramón Olivera, que denunció a César Milani en 1984. Víctima
de sus “aprietes”, por decirlo con extrema suavidad.
¿A éstas
intachables personas se les podía “acusar”, torpemente de que “se unieron para concretar una operación
pretendidamente taquillera”, como afirmó, desaforado, el Secretario de DDHH
riojano, Domingo Bordón, otra víctima de la dictadura?... ¿Se merecían semejantes agravios, los familiares
de Alberto Ledo?
¿Es
justo que una horda de imbéciles “aplaude-todo” de algunos blogs y de las redes
sociales, militantes virtuales y neuróticos
defensores del gobierno y de Milani, hayan llegado a poner en dudas la
desaparición de Ledo, en un espeluznante juego de espejos argumental, renovando
el: “por algo será”? Algunos ni siquiera habían nacido cuando la familia
reclamaba en soledad, por la aparición de Alberto Ledo. ¿Era necesario llegar a
semejantes extremos de bajeza? Hielan la
sangre, algunos. ¿Se merece esto Alberto?
Se cuestionó
la integridad moral de la familia Ledo. Pero lo siniestro, lo que no admite
excusas, es que lo hacen personajes que se guardaron, cobardemente, durante 24
de los 30 años de democracia. Sin contar a los que aparecieron, desde la nada absoluta, en 2003, sin la menor
trayectoria en Derechos Humanos. Siempre, por lo que se ve, los mayores aplaudidores
son los que se subieron al tren, cuando ya todo estaba calmo en los cuarteles.
Se puede
ser cobarde. Eso lo entiendo. Todos tenemos miedo o lo hemos tenido. Lo que no
se puede, es ser hijo de puta, políticamente hablando.
Por incertidumbres
menores que las que generan las mentiras de Milani, se echó a la hoguera a
varios civiles y militares. Milani cambió tres veces el “relato” sobre sus inocentes excursiones
pictóricas tucumanas. Ya hemos demostrado en la anterior nota, que en los legajos se falseaban destinos
militares, cuando el personaje estaba integrando escuadrones de la muerte en zonas de combate,
como los montes tucumanos. ¿Por qué habría de ser diferente la historia de
Milani?
Sus
muchas mentiras son las que nos hacen dudar de lo que dice. ¿Cuál será su
próxima versión? Primero, ni lo conocía a Ledo y luego fue el instructor del
sumario por la fraguada “deserción”. ¡Vaya soldado pavote, Alberto Ledo! Se largó
a desertar sin llevarse sus lentes ni robarse una miserable latita de picadillo,
para comer por el camino, pero sí se llevó un par de medias, según dijo Milani.
¿A nadie “le hace ruido la cabeza” semejante mentira? A mí, me ensordece el
estruendo….
Porque
elementos nuevos, que han visto la luz, nos hacen acercarnos a algo más que
“dudas razonables”. Este cronista reveló
nuevas mentiras y falsificaciones, hace cuatro días: la “desaparecida” primera
foja del legajo de Milani, que aportó –ya sin ingenuidad- Horacio Verbitsky a
través del CELS.
"Una vez, es error. Dos veces, es
coincidencia. TRES VECES ES COMPLICIDAD"
La copia
del legajo de Milani, que el CELS y Verbitsky le aportaron a la Presidenta y a
los Senadores, NO CONTIENE la primera
foja. Empieza directamente desde la segunda, que asienta la actividad desde el
16/10/1976, es decir, cuatro meses posteriores a la “desaparición de Alberto
Ledo. (N.del A.: Puede comprobarse en la foto adjunta, con los subrayados en
rojo).
Las fechas que SÍ importan -para saber qué hizo Milani, cuando Ledo era
su asistente- son las que van entre el 01/02/1976 hasta el 29/06/1976. (N.del
A.: ruego ver las notas anteriores, ya publicadas)
¿Por qué le mienten, Presidenta? ¿Qué le están
ocultando? No estamos hablando de un papelito intrascendente. Esa primera foja “perdida”
contiene 22 renglones, de los que cabe suponer, están ocupados por unos 10
cambios de destinos, contando desde el egreso de Milani como Subteniente, en
diciembre de 1975. ¿Por qué Verbitsky y el gobierno escondieron la foja más
importante, la que define si Milani dice la verdad? ¿Hay ya, suficientes motivos para desconfiar
abiertamente de la “historia oficial” de Milani? ¿Qué más necesitan Fresneda y
Carlotto? ¿Una confesión firmada?
¿Qué
"destinos" contienen esos 22 renglones "desaparecidos"?...
¿Otras actividades pictóricas en Tucumán?... ¿O algo peor? Si Milani solo
andaba pintando escuelitas, ¿Qué necesidad tenían de esconder la primera foja
de su legajo?
Presidenta,
pida con urgencia una investigación independiente, de personalidades
respetables, antes de seguir adelante con el pliego de Milani. Todos se lo
vamos a agradecer, porque acá hay gato escondido. Corrijo: Subteniente y General “escamoteados”
A propósito: ¿Milani le dijo a Página 12 que
solo había estado 40 días en Tucumán, contados desde el 20 de mayo de 1976 y
que "coinciden" (¡vaya sorpresa!) con la fecha en la que cierra el
sumario por la supuesta "deserción" del conscripto ALBERTO LEDO?
¿Y entonces por qué figura en su legajo,
volviendo en "comisión" a Tucumán desde el 16/12/1976 hasta el
11/01/1977? ¿Le quedó alguna escuela sin pintar?.... ¿O alguien quería borrar
los rastros de la "deserción" de LEDO?
Fiscal Federal de Tucumán y querellantes, ahí
tienen más preguntas para Milani, “El Pintor"
Más datos de Milani
El 16 de
octubre de 1976, estaba en el Batallón 141 de La Rioja. El 10 de noviembre de
1976, sale de licencia anual por 30 días y la pasa en Córdoba (Cabe presumir
que en la casa familiar, de Cosquín)
Hay un
bache de 6 días en su legajo: entre el 10 al 15 de diciembre de 1976. ¿Qué hizo
Milani en esos 6 días, que no podía "asentarse" en su legajo? No me
resulta creíble que –en los años de infierno- un subteniente se tomase 6 días de
jolgorio, sin que mediare una orden, autorización, etc. o una sanción por incumplir con la fecha de
presentación en su nuevo destino: Tucumán... Al final de cuentas, a Ledo lo
declararon “desertor” con solo 5 días de “ausencia”.
Pero,
Milani el 16 de diciembre de 1976, aparece en Tucumán, "En comisión ZO
Jurisdicción BRICINCO" mediante la
"OD N° 238/76", de acuerdo a su legajo.
El 11 de
enero de 1977, regresa a su destino de La Rioja. De alli para adelante, a los
fines de la "deserción" de Alberto Ledo, momentáneamente no me
interesa. Más adelante, lo veremos.
Reflexiones finales
Cristina nos genera mucha confianza porque es una mujer que ha sido víctima de
la dictadura.(SIC)
(...) Nosotras no nos movemos así, no nos movemos con presunciones. Si aparecen
nuevas pruebas contra Milani, que hasta ahora no aparecieron, la situación del
militar sería otra” (Estela de Carlotto)
Entre
los defensores de Milani, ¿Nadie, ¡ni uno solo! se percató de que están
defendiendo al máximo jerarca de los Servicios de Inteligencia militares, de la
democracia? ¿Nadie se preguntó a quienes
vigiló Milani en estos pasados 30 años? No me extrañaría que sus mismos
defensores hayan sido los vigilados hace 12, 20, 30 años. O lo sean hoy, lo que
explicaría muchas “defensas cerradas”. Se acumula mucha información sensible,
en treinta años.
Verbitsky
y el CELS -aunque a regañadientes-, terminaron reconociendo que "se
equivocaron" al informar sobre Milani y sus antecedentes. ¿Cuántas veces más “se equivocaron” en
estos 30 años, cada vez que evaluaron si un militar estaba “limpio” para
ascender al grado siguiente? Yo, por mi cuenta y sin recursos, ya encontré
dos “errores” de Verbitsky y el CELS. A uno lo mencioné en la nota anterior. El
otro es peor. Ya decidiré cuando hacerlo público.
Miren la
segunda foto que acompaña ésta nota: Un Alberto joven, lleno de ilusiones y con
la vida por delante. Quería ser profesor de Historia. A quienes defienden a
Milani, solo por verticalidad política, ¿No se les arruga el corazón, sabiendo
que éste hombre podría saber la verdad? Peor aún: ¿Y si mañana la justicia
demostrase que Milani tuvo algo que ver con la desaparición de Alberto Ledo?...
La frase
del título de ésta nota, no es inocente. Es un dicho campestre, de uso habitual
en La Rioja. Apaleando al chancho, aparecerá el dueño a ver qué pasa con su
chancho que chilla.
Fiscal Federal
de Tucumán: Es su turno, señor! Todo
huele feo, demasiado feo, Presidenta.... Haga algo, por favor. Gracias.
OMAR BARBERIS
OMAR BARBERIS
Periodista
(Chilecito – La Rioja)
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