domingo, diciembre 22, 2013


¿A CUÁNTO “COTIZA” UNA MADRE DE DESAPARECIDO?

¿A cuánto cotiza una Madre de Desaparecido? ... ¿Vale lo mismo Marcela de Ledo que H.B.?...¿Vale Menos?... ¿Valdrá más?

NO voy a mencionarla por su nombre. Aún sigo respetándola, pese a que su claudicación ética, ya debiera haberme liberado.

Aunque cada día se supere a sí misma, con una frase más ignominiosa que la anterior en éste tramo final de la vida, donde uno desea que lo recuerden de cierto modo, cuando ya no esté. Pero no. Seguiré SIN criticarla en público. No puedo hacerlo, aunque explote al leerla. No puedo. No lo voy a hacer…

El jueves, H.B. dijo: "Los que cobraron la reparación son los que no quieren a Milani, son tan dignos... pero vendieron la sangre de los hijos, hay alguna diferencia"

¡Putamadre! ¡Qué fuerte es tragar semejante expresión! Tardé dos días en poder escribir con algo de calma.

Mientras H.B. lo decía, casi al mismo tiempo, yo estaba acompañando en La Rioja capital a doña Marcela de Ledo, a su hija Graciela Ledo y a los otros poquitos compañeros que hicieron la ronda de los jueves, de Madres de Plaza de Mayo (La Rioja). Me honraron permitiéndome caminar adelante, junto a Graciela y doña Marcela. Elegí -muy a conciencia- cuál es “mi lugar”, desde ahora hacia adelante. Que es el mismo de siempre…

Dimos una vuelta completa a la plaza principal de La Rioja, bajo una llovizna tenue y la garúa helada de la indiferencia de los riojanos. Miraban y pasaban de largo. La mayoría, ni siquiera las miraban. Otros "esquivaban" a esa Madre, a su hija, a quien esto escribe y a las personas que caminaban detrás.

No es lo mismo que te la cuenten, que haber estado allí, al lado de esa Madre, recibiendo cada impacto de esos. Juro que sentí el frío siniestro corriéndome por la espalda. Pude sentirlas clavarse -una a una y sin piedad- a las mil puñaladas de hielo de la infame cobardía de “Los Imperturbables”.

Comprendí -en tan solo una ronda a la plaza- el peso lacerante de la carga de la madre y hermana, de Alberto Ledo, el colimba “desaparecido”. Sentí en mi estómago y en mi alma, apenas… tan solo, una minúscula parte de lo que padeció ésta familia, caminando, estoica, digna, durante 37 años.

¡Carajo, qué duro es!

Llevan 30 años, dando la vuelta a la plaza de la vileza. Fueron 1.530 jueves, contados uno a uno, baldosa a baldosa… mirada esquiva a mirada esquiva, metro a metro, avanzando serenas, frente al silencio cómplice, al desprecio innoble, al servilismo infame.

Yo, tan solo hice un jueves, una ronda a la Plaza y quedé destruido, anímicamente. Estaba equivocado. Aún me faltaba aprender la lección. La lección de la Esperanza.

Doña Marcela tiene 83 años. Sus piernas ya le “traicionan” y solo puede hacer la ronda de los jueves, apoyada en un bastón y en el brazo de su hija Graciela. Tal vez mañana o el año próximo no podrá caminar con su pies, pero estoy seguro que hará su ronda en silla de ruedas, alzada en brazos o arrastrándose. Dará la vuelta, una y otra vez, con las alas del alma.

Allí seguirá, firme como una roca, sin desfallecer en su rugido de Verdad, Memoria y Justicia, para su hijo Alberto Ledo. Porque ésta Madre es una verdadera leona. No la vencieron, no la vencerán, peleará hasta su último aliento por el hijo que le arrebataron.

Dejame que te cuente, por qué creo en lo que acabás de leer. Porque al terminar la ronda, ya bajo una llovizna que era lluvia, doña Marcela se sentó en un banco de la plaza, en exactamente el mismo lugar donde la vi, por primera vez, hace 30 años atrás… Frente a la casa de gobierno.

Me miró, me invitó a sentarme a su lado, me cubrió de la lluvia con su paraguas y me preguntó:

- “Usted que es de Chilecito, ¿Lo conoció a Alberto”?

- No, doña Marcela, creo que no. Alberto era dos años menor que yo, seguramente nos habremos cruzado por las calles, pero no sé si lo conocí. No lo sé.

- ¿Y por qué hace lo que hace?

- Porque tengo muchos “Albertos amigos” desaparecidos. Todo lo que pueda hacer por su hijo y usted, es como que lo hago por mis "Albertos".

Periodista de alma, al fin, no resistí hacer la pregunta:

- ¿Y usted qué opina de lo que hizo H. B.?

Y doña Marcela me dio su respuesta, que guardaré para siempre en mi corazón. Y yo insistí…

- Yo me sentía destruido, anímicamente, cuando ayer (por el miércoles 18) aprobaron el pliego de Milani

Y en ese momento, extraordinario, los dos solos, sentados bajo la lluvia de esa Rioja, recibí una lección que no olvidaré nunca. La lección de la Esperanza.

Doña Marcela me miró… Y me empezó a explicar, con nfinita paciencia, por qué, pese a la tristeza de las palabras infames, frente a las claudicaciones de "Los Sórdidos", ella seguirá luchando, como lo hizo todos estos años.

Me habló con inmenso amor, casi, casi, como si yo hubiera sido su hijito, al que no lo dejaron volver. El que le arrebataron "Los Malvados". Me dijo palabras tan sencillas, que yo jamás lograré reproducir.

Me enseñó que es cierto, nomás, que la lucha se pierde cuando uno la abandona. Me inyectó una dosis enorme de esa fuerza de leona que la hizo caminar, junto a su hija Graciela y a las otras Madres de La Rioja, 1.530 jueves, baldosa a baldosa, enfrentando al miedo, a los cínicos, a los que abandonaron todo, a los que alquilaron sus conciencias por las 30 monedas. O por un cargo. O porque sí, porque eran unos miserables y no lo sabíamos.

Y me explicó lo que ya sabía, pero necesitaba escucharlo de su boca:

- “Yo nunca cobré ni cobraré la reparación por Alberto. Hemos pasado muchas necesidades, a veces sin tener para comprar un remedio, comiendo lo poco que había, pero no voy a firmar un papel y recibir un dinero, para decir que mi hijo está muerto y que yo lo acepto”

Y siguió, doña Marcela de Ledo, durante minutos que me parecieron años, bajo esa lluvia cada vez más intensa, que ni nos mojaba el alma, mucho menos el cuerpo… Hablándome, enseñándome lo que es la DIGNIDAD, así, con mayúsculas. Sin rencores, sin venganza, sin flaquear nunca.

Por eso le llamo “MADRE CORAJE”. Porque es una leona imbatible, a la que no derrotarán jamás.

Puede que su cuerpo no resista el tiempo, Puede que mañana, o dentro de 5 años, Dios la llame junto a su hijo. ¿Cómo saberlo? Puede ser que la sigamos viendo 10, 15 años más, en sus rondas de las Madres de La Rioja. No hay modo de saberlo.

Sí sé que quiero conservar una minúscula partecita de semejante Corazón. Ella me lo regaló y acá lo tengo. Diciéndolo en palabras, que no alcanzan.

Por eso me dañaron las palabras miserables de H.B. diciendo que Madres como doña Marcela de Ledo, se mancharon las manos con la sangre de sus hijos, cobrando la “reparación”. NO es cierto, H.B. vos lo sabés y sabés que estás mintiendo. ¿Tanta es tu sordidez de hoy? ¿Adónde fue a parar ese emblema que fuiste, para todos nosotros, durante tantos años?

Porque H. B. , también dijiste el jueves: “para ver si terminamos con estos periodistas de mierda, que no son periodistas ni son nada”. Yo soy Periodista, H.B. pero ya no podés dañarme con tus palabras.

Elijo nomás, ser “una mierda y una nada”. Decidí que voy a quedarme del lado de doña Marcela de Ledo.

ESTA es mí vereda. La misma de siempre. Si vos cruzaste la calle, allá vos. Yo no. Me quedo a abrazar a ésta Madre

Hasta siempre, H.B. Qué los dioses perdonen tu ruindad de hoy.

Milani, vos sabés dónde está el hijo de Doña Marcela. Hablá, no seas cobarde.

ALBERTO LEDO, ESTÁS PRESENTE…


EXPLIQUÉNLE A ELLA...
Se Llama MARCELA DE LEDO, es la mamá de ALBERTO LEDO, el conscripto "desparecido" en Tucumán, y cuyo "sumario de desertor" (TRUCHO), firmó CESAR MILANI.



Además de lo de Olivera...

(publicado el 18/12/2013 en  https://www.facebook.com/omarbarberisTV)

Los que se llenan la boca alabando 10 años de política de DDHH (¡¡¡que YO COMPARTO, carajo!!!), explíquenle a Doña Marcela y a Graciela Ledo, hermana de ALBERTO, por qué es "TAAAN necesario" aprobar hoy el "Ascenso" de César Milani .


"Puedo, si es necesario, renunciar o postergar esquemas políticos cuya verdad es al fin conjetural. No puedo, ni quiero, ni debo renunciar a un sentimiento básico: la indignación ante el atropello, la cobardía y el asesinato.


También he aprendido que las distancias partidarias son quizá las más superficiales que separan a los hombres. Son otras las diferencias que importan: las insalvables, irreductibles diferencias de carácter. En gente que piensa lo mismo que yo sobre la mayoría de los problemas abstractos, he encontrado un alarmante pragmatismo frente a situaciones concretas que exigen reacciones casi instintivas, capaces de justificar la condición humana.


Lo demás, en este preciso instante, no me interesa."

(RODOLFO WALSH)