jueves, octubre 17, 2013



               17 DE OCTUBRE



Hoy es 17 y ya van sesenta y ocho años, carajo, parece mentira. Y se llena el país de actos, homenajes, Marcha cantada en un par de estrofas porque ni la letr,a  saben algunos  y todo eso, pero a mí no me importa, porque hoy es 17 de Octubre.


Nadie recordará hoy,  a los que quiero mencionar: los anónimos militantes que hicieron la VERDADERA Resistencia Peronista. La que empezó en la noche del golpe del 55 y 
continuó hasta que volvió el General a la Patria.


Esa Resistencia de la que algunos, 18 años después, se creyeron los dueños, pero es de otros de los hoy te  que quiero hablar. Dejame que te cuente. Tal vez te interese.


El 17 de octubre no nos pertenece a ninguno de nosotros, sino a todos los viejos militantes que debutaron en 1955, arrojando piedras, o fueron cagados a palos y encarcelados por la cana brava de Aramburu y Rojas, solo por cantar la Marcha.


El 17 es propiedad excluyente de los que, sin pedir nada a cambio, sin que nadie los guíe, decidieron que iban a pelear por el regreso de Perón, porque sí, porque eran leales y agradecidos.


Dejame que cite a alguien y luego sigo con mis propios recuerdos, si tenés la paciencia de leer hasta el final:

“Más de cien mil dirigentes obreros son destituidos. Grupos civiles, entre los que se encuentran conservadores, radicales, socialistas y comunistas, asaltan sindicatos. Se desata la cacería: funcionarios, dirigentes políticos, empleados públicos, educadores, gremialistas, militantes y simples simpatizantes son perseguidos y encarcelados; aumentan las denuncias sobre torturas brutales. Eran tantos los presos, que los golpistas reabrieron el terrible penal de Ushuaia.


El golpe —como cada sedición cívico-militar de la historia argentina— vino para implantar nuevamente el modelo de entrega del patrimonio nacional, demoliendo las conquistas sociales y laborales del peronismo derrocado. Los grandes empresarios y terratenientes recuperan sus grandes negociados con las potencias extranjeras. La antipatria de 1930, regresa en 1955. Volverá a hacerlo en 1966 y 1976.”

Sigo yo: Frente a tanta ignominia, desconocidos obreros y militantes inician la Resistencia Peronista. Con sus dirigentes encarcelados, los humildes asumen la lucha. Como siempre…


Desde los más profundos rincones, desde el fondo de los barrios y fábricas, surgen miles de seres anónimos, en una rebelión popular que no tiene semejanza alguna en la historia nacional. Había que enfrentar a la dictadura. Y lo hacen con un coraje incomparable. Infinidad de desconocidas historias de heroísmo, se tejen en esos años.

La Resistencia Peronista continuó hasta 1973, sostenida por esos anónimos obreros y militantes, pero esa ya es otra historia.


Como dijo hace años el notable periodista Enrique Oliva: “Cuando se dice Resistencia Peronista (y con mayúsculas), es porque sus iniciadores fueron exclusivamente peronistas. Los demás partidos políticos, sin excepción, aplaudieron la caída del gobierno popular y colaboraron en la Junta Consultiva avalando sus atropellos. (…)


A los justicialistas no se les reconocía ni siquiera la más mínima condición de ser humano y en esa tarea contribuyeron todos los partidos políticos, las corporaciones económicas. La Iglesia, silencio absoluto. (…)


¿Qué fue de aquella rebelión del 55? Cumplido el objetivo del retorno de Perón a la Patria, cada uno se fue a rehacer sus hogares. (…) Los resistentes peronistas jamás pidieron compensación alguna y menos en dinero. Que esto quede claro. Hoy son abuelos envejecidos, en su inmensa mayoría viven en la pobreza, enfermos, olvidados. No obstante, ellos y sus hijos hicieron cuanto pudieron cuando la Patria los precisó. Y volvieron a la lucha una y otra vez.


Pero, ¿por qué hoy se margina a los peronistas del 55? Ven como una reiterada discriminación desmoralizante, inmoral, el dictarse leyes que han dado “reparaciones económicas” a luchadores a partir de los años 70. ¿Y los años de plomo anteriores no existieron? ¿Se los borró de la historia como a los federales del siglo XIX?


¿Ha sido un pecado imperdonable que la Resistencia del 55 fuera exclusivamente peronista? Nadie se explica ese maltrato. Tampoco el dejar un vacío histórico entre 1955 y 1970”, concluye Oliva en su nota. Palabras que hago mías.



Y acá vienen mis recuerdos

Dejame que te cuente hoy, de los “chumados” del bar La Alicantina,  enfrente de mi casa infantil, acá en Chilecito, que al cabo de una noche de tomar vinos, alguno empezaba masticando en un murmullo, “La Marcha”. Y yo la sentía “bramando” bajito y me iba a espiar por la ventana, mocoso de 8, 10 años, ponele, porque sabía que se estaba por armar quilombo.


Y a La Marcha, al principio, la bramaban bajito, con esa furia contenida durante años, porque les habían quitado al General. Pero después, arrancaban a cogote pelado, porque iban subiendo hasta llegar a: “Mí General, cuanto valés”. 

Y ahí sí, la cantaban con esas ganas que solo salen del fondo del alma, algunos llorando, hasta que alguno soltaba desde el fondo de su alma triste, con toda la furia el grito que hice mío: “¡VIVA PERÓN, MIERDA!”, y  llegaba la cana y se armaba el quilombo.


Dejame que recuerde y homenajee hoy, a esos chumados anónimos,  que los arreaban a patada limpia y palos en el lomo,  a los calabozos de acá, por cantar La Marcha Peronista en pedo. Y allí se quedaban dos días, hasta el siguiente fin de semana, donde volvían a empezar. Y así, durante años.


Dejame que hoy homenajee a ese “anónimo” –que después, mucho después, supe quién era- que solito mi alma, en la tarde del golpe del 55, paró solo, sí señor, él solito, con un 38 en la mano a la turba gorila que llevaba enlazado del  cuello al busto de bronce de Evita, que habían arrancado de acá, de la plaza principal. Fue en la esquina de mi casa, donde estaba el Mercado Municipal y hoy está el Concejo.


Y el macho “anónimo”, se paró solo frente a la turba –tenían metralletas- les apuntó calladito con su 38 y les hizo señas de que soltaran el busto. Los gorilas lo soltaron, lo agarró, lo subió al vehículo que lo esperaba y salió rajando a esconderlo.  Después lo encanaron, varias horas más tarde. 

Le dieron más palizas de las que puedo contar, para que cante dónde carajos estaba el busto. Pero ya lo había enterrado. Y lo hizo tan bien, que se murió, ponele, en 2006 y no lo entregó ni mierda, para que no lo agarren los que lo iban a bastardear con sus discursos hipócritas.


Y por allí está: escondido para siempre, el busto que prueba que acá vivió un macho que se les animó solito, a toda una turba gorila armada, solo para evitar que mancillaran a Evita.


Dejame que hoy homenajee a ese otro luchador “anónimo” –bah, no tanto- que cada noche pintaba con carbón  el frente de su propio negocio ahí, a un par de casas de la mía. Y lo enchastraba bien con el “Perón Vuelve” y cada mañana llegaba la cana y lo blanqueaba y el dueño del negocio ponía cara de boludo, pero había sido él. 

Y a la noche, otra vez escribía su  propio frente y así, cada noche y cada mañana durante tantos años. Hasta  que un día la cana se pudrió y ya no vino más. Y ahí quedó esa pintada, que preservamos mientras el “anónimo” vivió, pero nunca falta un boludo que vino y la tapó después, pero no importa.


Dejame que homenajee a ese viejo cuyo nombre no recordaré, que en La Plata, por ahí cerquita,  hace 40 años, me enseñó como fabricaban ellos “los caños” Peronistas y se reía de mí, pendejo arrogante, que se las creía saber a todas, pero no sabía un carajo. 

Y me contó cómo los armaban y cómo los ponían y el desparramo de cascotes y revoques que dejaban con un pedacito de caño galvanizado, una mecha, un agujerito y bastante pólvora.


Dejame que homenajee a las muchas  mujeres anónimas, como la que conocí hace 3 semanas, en un caserío perdido de Los Llanos ásperos de ésta Rioja Rebelde.


Esa mujer de 82 años -postrada en la cama- que me contó su historia y yo la filmé, narrándome que era obrera  textil en el Gran Buenos Aires, cuando llegó el golpe del 55. Y cómo saboteaban las máquinas de su patrón, que era gorila y tenía una foto enorme de Rojas y Aramburu en el taller. 

Y el tipo enloquecía  tratando de saber cómo  hacían pero  no había manera, porque sus obreras eran todas Peronistas hasta el upite y a la mierda.


Hasta que se avivó y quitó la foto de los dos infames y se acabaron los sabotajes y el gorila entendió que con las mujeres Peronistas no se jode.


Dejame, no me hagás callar que hay mil historias más para contarte. 

Porque hoy es 17 de Octubre y éste día es de ellos: de los que te conté acá. De los miles cuyas historias nunca llegaré a conocer, de los anónimos, de los perseguidos, de los olvidados y abandonados al costado del camino por una dirigencia que les teme, porque sabe que se las bancaron 18 años cuando las cosas estaban feas en serio.


Y que hoy,  luchadores de la Resistencia Peronista, aún resisten callados, sin pedir ni esperar homenajes ni indemnizaciones ni reconocimientos, ni que los inviten a un acto.


Son ellos, los que pintaron la mejor pintada que refleja como ninguna lo que fue la Resistencia Peronista. 

Es esa foto que está allá arriba: la de “a Villa Manuelita le chupan un huevo”.


No hay otra que sintetice mejor lo que fueron esos años. 

Para todos ustedes, compañeros que no leerán esto porque ni computadoras tienen, o ya se me murieron,  acá estoy, firme como soldado y la puta madre, les digo “¡Presente, Carajo!. 

Este 17 de Octubre les pertenece. Gracias por haber resistido. Por eso, por ustedes, hoy estoy aquí”

¡VIVA PERÓN, MIERDA!

Omar Barberis

Periodista

Chilecito (La Rioja)
omarbarberis@gmail.com